(Texto leído en la inauguración
de la muestra)
Quiero compartir con ustedes lo que ya vio el poeta Juan Gelman
Mi Buenos Aires Querido
Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.
Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.
Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.
Estas obras fueron construidas a partir de sillas. Romper, quebrantar,
arrancar como acción representativa de lo que sucedió
el 19 y 20 de diciembre en mi país, Argentina.
El 19 de diciembre se rompieron los clavos que clavaban los cuerpos
al muro de terror, que el terrorismo de estado supo levantar entre
y dentro de los argentinos.
Rompiendo el muro (el terror) "paradójicamente" después
de que se decretara el estado de sitio, el pueblo salió a la
calle a cantar, a gritar: "EL ESTADO DE SITIO SE LO METEN EN
EL CULO".
La represión soltando sus perros desesperados y asesinos trató
de sostener a los miserables gobernantes. Pero ya era tarde. La historia
comenzaba a cambiar. El paisaje de la mañana mostraba sangre
nueva derramada, sangre que no quedara impune.
Puedo decir que he nacido dos veces un 19 de diciembre. En 1967 y
en 2001. Miles de imágenes, sensaciones, olor a gas, la bandera
argentina, zumbido de balas, sangre y la música de las cacerolas
junto al sonido de la palabra Basta! resistiendo y luchando me habitan.
Son una pintura que me chorrea en las manos y manchan la tela como
testimonio.
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